De cuando el rock inventó el «hacer el amor»

¿Cuál es uno de los más grandes aportes del rock? Pues, sin duda, «hacer el amor». Esto no quiere decir que las personas no realizaban desde antes el acto sexual —es decir, obviamente lo hacían— sino que es, precisamente, «hacer el amor» una frase que no existía hasta antes del rock, no al menos en el idioma español.

Nos llegó de parte del movimiento hippie de los años sesenta. Ellos, los sujetos de vestimenta multicolor y adornos florales, decían «Make love not war» como parte de una campaña de oposición contra las políticas belicistas del gobierno estadounidense. En ese entonces el rock era el género más popular y los grandes éxitos se nutrieron de este espíritu para sus letras.

Aunque es difícil determinar qué canción propició su expansión, es verdad que fue aquel espíritu rockero el que le permitió florecer, desarrollarse y llegar hasta tierras latinoamericanas. Los exponentes musicales locales no tardaron también en emplearla y se volvieron representantes regionales de «hacer el amor». Pronto los poemas, cartas de amor y dedicatorias se valieron de esta frase para nombrar aquello que suele hacerse en las camas. No pasó mucho tiempo para que las instituciones encargadas de administrar el idioma acepten este barbarismo poético.

Es por ello que «hacer el amor» es uno de los más grandes logros y legados del rock. Le entregó a una generación sometida por el conservadurismo de sus antecesores, una manera agradable y romántica de ofrecer la cita íntima, pasional y carnal, tan necesaria en aquellas épocas para esos jóvenes efervescentes. Antes de que se estableciera el «hacer el amor», las personas simplemente no podían hablar de ello. No existía una manera delicada de referirse al acto sexual.

Ahora, las cosas han cambiado. Uno puede decir «follar, coger, tirar» sin ningún problema. Incluso, las letras de las canciones más populares articulan con alarmante habilidad infinidad de palabras para referirse descaradamente al coito. En esta época, extirpadora de idolatrías, anti-tabúes, ya no hay lugar para «hacer el amor». Decir aquella frase en una canción es bobo, cursi; desentona con las mecánicas modernas de cómo se relacionan las personas y, particularmente, las parejas.

El rock, por otro lado, ya no es el de antes, ya no sorprende con atrevidas expresiones, ni representa una amenaza para los estándares de lo políticamente correcto. Es quizá por este motivo que ha descendido su popularidad: los jóvenes encuentran en otras expresiones musicales mucha más polémica de lo que ofrece el rock. ¿Y cómo ocurrió esto? Puede ser que, quizá, los rockeros se han vuelto aquellos conservadores que en otras épocas denunciaban.

https://www.youtube.com/watch?v=UaYiNzV8UX0

Nota inspirada en el texto de Martín Caparrós ‘Hacer el amor