Pink Floyd lanzó un álbum en los años setenta, que continúa repercutiendo en la vida de los miles de fanáticos de la banda británica.
Tras el éxito de ‘The Dark Side of The Moon‘, los miembros de la agrupación se vieron envueltos en un ambiente de fama y descontrol al que no estaban acostumbrados, aspecto que es mencionado por el guitarrista, David Gilmour:
«Debo decir que fue un periodo muy difícil […] cuando todos tus sueños de la niñez se hacen realidad y consigues tener el álbum mejor vendido a nivel mundial y debes afrontar todo lo que eso conlleva».
El ingeniero, Brian Humphries, apoya la declaración de Gilmour, afirmando que habían días en los que simplemente se reunían para jugar, beber y pasar el rato.
Sin embargo, también afirma que en un punto todas esas acciones y sentimientos empezaron a tomar forma y abrieron paso a la inspiración.
Pero, la falta de inspiración y la fama súbita no fueron los acontecimientos más extraños que se dieron en esos tiempos, la llegada inesperada de Syd Barrett al estudio de grabación causó gran impacto en los integrantes.
La leyenda dice que mientras se encontraban grabando “Shine On You Crazy Diamond” se dieron cuenta de la presencia de Barret, a quien en un principio confundieron como un miembro del staff y que no fue hasta que David Gilmour lo reconoció para que todos quedarán en shock y Roger Waters rompiera en llanto. El motivo de su conmoción era el estado descuidado físico en el que se encontraba su excompañero.
Aún así, con todos los problemas personales y profesionales que enfrentaron, Pink Floyd logró crear una pieza maestra que transmite no solo sus percepciones del mundo artístico, sino también una crítica a la industria musical.
Texto por Dana Mazuelos.
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