Es común creer que las grandes estrellas de la música tienen mucho dinero, que nada les falta ni nada les faltará jamás. Creemos incluso, inocentemente, que por realizar un concierto en un solo país un artista tiene ya cubierto todos sus gastos de un año. Craso error. Ellos no son acreedores ni de la mitad del dinero que se mueve a su alrededor. No reciben ni la quinta parte.
Según el informe publicado por Citygroup sobre la situación de la industria musical en Estados Unidos, de los aproximadamente 43 billones de dólares que genera la música en el país norteamericano, solo el 12 % va destinado a los autores e intérpretes. A pesar de ser la base del sistema de producción musical y los generadores primordiales de los productos culturales los músicos perciben una porción ínfima.
Pero, entonces, ¿a dónde se va la mayor parte del dinero? Se fracciona entre los demás agentes de la industria musical: los editores, los estudios de grabación, los sellos discográficos, los representantes, distribuidores, y demás.
Una de las principales causas que plantea el estudio sobre la injusta repartición es la cantidad de intermediarios que hacen falta para que un artista pueda difundir su música al público. Una solución para ello que propone el texto, es la creación de una industria más democrática e inclusiva, donde cualquier autor debería ser capaz de proliferar, de forma segura y eficiente, sus creaciones para todos aquellos a quienes pueda interesarle.
La luz al final del túnel
A pesar de lo desalentador que pueda parecer, el 12 % de ganancias a los artistas representa una mejora. Según muestra el informe, en el año 2000 los músicos y compositores percibían tan solo el 7 % de los ingresos de la industria. De alguna forma, una mejora parece asomar tímidamente.
Por otro lado, el informe solo aborda las fuentes de ingresos derivados de las piezas musicales; es decir, no incluye las ganancias que las bandas y artistas puedan generar por acuerdos de publicidad o patrocinios, de donde provienen una porción considerable de sus ingresos.