Hace poco revisamos una entrevista sobre la idea que tiene Dee Snider, exvocalista de la banda de glam metal Twisted Sister, sobre una de las estrellas pop del momento, Billie Eilish, a lo que él indica que aún hay mucho rock y metal que escuchar antes que escucharla a ella.
Sin embargo, la polémica con el artista no quedó solo ahí, ya que en la entrevista con David Slavkovic de Ultimate Guitar, con el motivo de promocionar su nuevo álbum en vivo titulado ‘For the Love of Metal Live’ este 31 de julio próximo, acusó a los escritores del siglo pasado de ponerles los nombres a los géneros musicales de ese entonces y, por lo tanto, generar molestia, odio y violencia dentro de la escena rock.
Se le preguntó a Snider qué opinaba del grunge, sobre los cambios que trajo los noventa a la música y si representaba alguna amenaza para las bandas ochenteras, a lo que él dijo:
«Me encantaron. Cuando salieron por primera vez, ni siquiera se llamaba grunge. Y esto es lo que pasa con los títulos: incluso heavy metal, punk, hair metal; esos no son títulos elegidos por los artistas, sino por los escritores y, por lo general, como una connotación negativa. […] Y los artistas que se llamaron grunge, se llamaron punk, se llamaron heavy metal, lo odiaron».
Dee entonces comenzó a decir bandas específicas a las cuales realmente les molestó esto, lo cual después de mucha enojo e incomodidad derivó en la caída del metal y simplemente la comercialización de esta:
«Esto es un hecho, amigo; soy viejo, lo sé, un hecho: si le mencionabas a Pearl Jam o a Soundgarden que hacían grunge, se volvían físicamente violentos contigo. ¡Solo eran una banda de rock! Incluso Soundgarden y Alice in Chains eran bandas de metal. ¡Estaban de gira con Ozzy!».
«Entonces se definió como grunge, y luego fue el asesino del hair metal, y eso fue horrible. Pero no culpo a la música; el hair metal se lo hizo a sí mismo. Se comercializó demasiado, y luego se desconectó y se convirtió en nada más que baladas potentes y canciones acústicas, y ya no era metal, tenía que irse, tenía que cambiar».
Texto por A. J. Trinidad.