A todos nos provoca curiosidad el descubrir como eran nuestros ídolos antes de ser famosos. Cuando aún no eran lo que son. Cuando fueron más parecidos a nosotros. Cuando eran todavía simples mortales aspirando a ser algo más y apenas empezando a recorrer -tal vez sin saberlo- el camino hacia el estrellato.
A la par, todos los grandes artistas se tuvieron que enfrentar alguna vez a su primera presentación en vivo. Incluso los más divos, extravagantes e imponentes músicos de hoy sufrieron la experiencia de pararse frente al público por primera vez. Ellos solos y sus nacientes propuestas. Sin mitos ni legiones fans que sostengan sus credos. Solos sobre el escenario con sus temores y Manson no fue la excepción.
Treinta años atrás, durante sus inicios en la música, Manson se presentaba con su primera banda: The Spooky Kids, en una pequeña tienda de ropa con un concierto acústico. En ese momento, comenzaba el paso de redactor en una revista desconocida al frontman que conocemos: Brian Hugh Warner empezaba a mutar en Marilyn Manson.
Por ese entonces ya se le veía sugiriendo la estética por la que se haría famoso. Extraña -bizarre-. Con cierto aire de nerviosismo, aún no parecía tener la imponencia con la que hoy domina el escenario tan solo al poner un pie (si es que no se cae). Es verdad que el tímido Manson que aparece en el video dista mucho del Anticristo Superestrella que sería más tarde, sin embargo, hay mucha de su esencia ya en esa primera aparición.
Algunos guiños ácidos entre las líricas, irreverencia y humor en su actuación, son sencillas pero están. Hay algo ahí, son las semillas de lo que Manson es ahora, pero le falta algo. Probablemente los años de experiencia y sobretodo, el ego. Tal vez, si Marilyn viera hoy hacia atrás probablemente diría al igual que la canción que interpretó aquel día: Poor little monkey.