CRÓNICA: Así se vivió el Concierto de inauguración de Nueva Ola

A la mitad del Boulevard del Barranco, rodeado por discotecas de reggaeton y rumba, un germen de pronto se desarrollaba, el germen de la música independiente. Ahí en medio de un lugar tan insospechado brotaba la nueva versión de la escena local limeña.

Al ingresar a Nueva Ola, uno tenía una impresión sobrecogedora. Luces de discoteca, una bola disco y algunos otros detalles distinguían a este espacio de lo apariencia que suelen tener los bares rockeros de la capital. Aún así, el halo que envolvía el ambiente lo hacían cautivante y atractivo. Interesante combinación.

Las paredes cubiertas con fondo selvático eran vestigios de lo que hace algunos días solía ser el local: un centro de acopio similar a los que lo rodeaban en el resto del Boulevard. Sin embargo esas imágenes de plantas y animales tropicales que ahora envolvían a Nueva Ola tampoco desencajaban, con algo de imaginación podría decirse que formaba la analogía perfecta: un grupo de foráneos adentrándose en un terreno desconocido.

Si se piensa detenidamente, ahí radica lo común del rock con la naturaleza: en su caótica belleza.

La primera parte perteneció a las bandas. Primero a Frushias, quienes atrajeron al frente del escenario a unos tímidos primeros asistentes. La misión de la banda era clara: activar al público, y por lo que sucedió después podemos decir «misión cumplida». Luego, los chicos de Fantasma subieron al escenario y tomaron la batuta para continuar lo iniciado por sus predecesores.

Suerte Campeón se presentó tercero, frente a un cúmulo de gente empezaron su espectáculo, fieles a su estilo, con el ácido humor que los caracteriza. Para cuando fue el turno de Juan Gris el lugar ya estaba copado, de un lado a otro una marea de gente se balanceaba frenéticamente al ritmo de las guitarras con distorsión. Ellos cerraron con broche de oro la noche de conciertos.

El resto de la noche fue de afterparty. Quienes se quedaron luego de las presentaciones tuvieron la oportunidad de disfrutar el resto de la velada de grandes éxitos del rock que musicalizaban sus conversaciones e impulsaban sus cuerpos al baile.

A  la espera de la segunda edición

Lo que se vivió ayer en el concierto de inauguración de Nueva Ola es prueba de que hay ingredientes más que suficientes para consolidar la escena rockera local. Hay grandes bandas, formadas por talentosos músicos. Hay un grandioso público atento a las presentaciones de sus artistas favoritos para asistir a verlos y disfrutarlos. Y lo mejor, hay espacios para que ambos se encuentren y se consume la experiencia.

Todos juntos -saltando, bailando y pogueando- daban cuerpo al público limeño protestando, que reclama por nuevos espacios donde pueda convivir con las bandas de su ciudad, de su país. Todos juntos ayer dieron el primer gran impulso por una nueva escena. Todos juntos, parte de un solo movimiento. Todos juntos, parte de esta Nueva Ola.