Morat es una banda importante y «peculiar». Importante porque a pesar de su corta trayectoria ha logrado cosechar cientos de miles de fans en los países de habla hispana. «Peculiar» debido a que, a pesar de pertenecer al mercado mainstream, se distingue de otras propuestas musicales por su musicalidad y la forma en que aborda un tema en específico: el amor. Ahora, lleva comillas el «peculiar», porque sabemos que no es la primera agrupación que ocupa esta posición de ser un romántico en un mundo de libidinosos.
Sin embargo, siempre es un reto cantar al amor. Porque es un tópico que ha estado presente desde el inicio del arte y no nos ha abandonado en ningún momento. Cada década ha tenido a su creador romántico y, a la vez, su propio entender de lo que es el amor. El éxito de las canciones, por tanto, depende de cómo el artista de lo aborda, y cómo la vende.
Por ejemplo, hace poco Morat lanzó «Idiota», un colaboración con la cantante mexicana Danna Paola. El tema trata sobre una situación común: los rezagos de una relación que ha terminado.
«Esta canción -afortunadamente, no es autobiográfica, pero sí narra una situación en la que todos nos hemos encontrado de alguna manera. Es el momento en que uno termina una relación y luego quedan esas expectativas en la cabeza, que a uno lo hace querer que aquello que uno busca en lo siguiente que llegue se parezca a lo anterior», cuenta Simón Vargas, guitarrista de Morat.
Y añade: «Creo que ahí es cuando uno queda como un idiota porque al final todas las personas y todas las relaciones son diferentes y uno al sostener esas expectativas interrelaciones es un poco tonto y creo que puede traer mucho dolor al final».
Así es como ve el amor Morat. Un sentimiento universal y único a la vez. A la medida de cada uno. Hoy en día en estas generaciones está más presente y más claro que el amor no es uno. El amor tiene mil formas, colores, sabores, es de diferentes tamaños. Creo que la gente entiende que el amor es tan distinto y cada persona lo ve diferente.
«Veo que esta generación es un poquito es más consciente de eso. Y eso nos parece brutal, porque eso abre las puertas de nuestro lado a que la gente encuentre más detalles en nuestras canciones con los qué identificarse. El amor es universal y no tiene una manera específica», contribuye a la explicación Martín Vargas.
En la breve conversación con los miembros de Morat, ellos contaron de qué forma es distinto el sentimiento al que se dedican melodías y letras en esta época. «Hoy en día, por lo menos después de los noventa, la diversidad en el amor es muchísimo más común. El amor homosexual, como un pequeño ejemplo, creo que ya no es una sorpresa para nadie que haya canciones que hablen de eso», dijo con notorio optimismo Simón.
Sin embargo, esta visión que tienen ellos más idílica del amor se desentiende de lo que profesan la mayor parte de los músicos de su generación. En la mayoría de composiciones escuchamos más pasión, más carnalidad, más atracción física. Esta versión más elemental de la relación entre parejas no es desestimada por los colombianos. Todo lo contrario, como parte de la diversidad a la que se refieren constantemente, la aplauden y celebran que existan varias opciones.
«Una cosa que sí nos ha tocado hoy —que está bien— es lo que pasa con el urbano. Se vuelve un amor erótico y extraño con el que nosotros no comulgamos mucho dentro de nuestras canciones, pero sí creo que transmite unas sensaciones y emociones que claramente gustan mucho. Llaman a bailar, a un ambiente particular», considera Simón. «Lo importante es que los canales de distribución funcionen bien. Que cada amor lo oiga el que quiera. Creo que ese sería el punto diferenciador. Me parece chévere que haya como una liberación sexual en el caso de la música. No debería ser tan tabú. Es malo para la salud pública».
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