
El 15 de julio se entregaron en una ceremonia virtual los Premios Pulsar, la ceremonia más importante de la música chilena —según CNN Chile—. Uno de los artistas más destacados que logró llevarse 3 premios fue Diego Lorenzini. El cantante, nacido en Talca, se llevó el premio a mejor cantautor y mejor arte de un disco. Además, con su banda Tus Amigos Nuevos se llevó el premio a mejor artista de Rock.
En estos años, la carrera musical de Lorenzini se he vuelto muy sólida y sus producciones destacan por el sonido tan particular que hoy se vuelve una bocanada de aire fresco en la esfera musical.
Garaje del Rock pudo tener una conversación donde Lorenzini nos contó que hay detrás de su sonido y de sus canciones. Diego es un artista, muy humano, genuino y transparente, en sus palabras podemos ver la sencillez de una persona con una necesidad de contar historias a través del arte.
¿Cómo te sientes después de haber sido nominado y haber ganado los premios Pulsar?
Me siento muy contento, fue una linda sorpresa. Haber sido nominado ya era suficiente para mí, pero haber recibido 3 premios fue muy bonito. Más que recibir los premios en sí me hizo muy feliz la relevancia que tuvo para personas cercanas a mí, muchos estaban contentos y orgullosos de que me hayan reconocido de una manera más visible. Lo más emocionante para mi es haber recibido esos saludos y ese cariño de las personas. Recibí muchas llamadas, sobre todo en medio de la cuarentena, que fueron muy lindos de recibir.
Ganaste con Tus Amigos Nuevos el premio a mejor artista de rock ¿Cuál es la línea que diferencia a tus diferentes proyectos musicales?
La diferencia es que hay otras personas involucradas. A mí personalmente me interesa la música por su dimensión colectiva. Entonces, para mí tener un grupo significa compartir con otros, inquietudes que de manera solista quizá irían a otro lugar. Tener un grupo significa dialogar, ceder y no solo poner lo que uno tiene.
Tus Amigos Nuevos es el resultado de 4 individualidades que tienen referencias y gustos muy distintos, pero también hay muchas cosas que nos conectan y que nos unen. Las composiciones no son canciones que alguno de nosotros trae, las vamos haciendo simultáneamente. El que sean más rockeras que mi proyecto de solista es porque nacen en la sala de ensayo con los instrumentos que tenemos ahí. Las canciones van saliendo en el momento de juntarnos.
Ser solista es algo que puedo planear con mayor tiempo. Hay muchas canciones que hago al mismo tiempo y siempre una está terminándose, pero hay algunas que demoran 3 años, otras menos. Son canciones donde dialogo con mis propias inquietudes y tienen su propio imaginario, pero no descarto hacer otro estilo de música, es depende de lo que me esté quitando el sueño en ese momento. Sin embargo, lo que va a pasar en el futuro de “Tus amigos nuevos” o “VariosArtistas” yo no lo puedo predecir ni planificar porque es el resultado de los cuatro tocando.
Para ti, ¿es necesario tener un espacio de colectividad y un espacio de solista?
Es importante para mi tener un espacio de colectividad porque fue una de las razones por las que empecé a tomarme más enserio la música. Yo soy artista visual, dibujante y profesor de arte. El dibujar es algo muy solitario y ¡me gusta! En cambio, cuando empecé a tocar música con otras personas, me enamoré de lo que es crear colectivamente. Estás dialogando a través de la música. Muchas veces llegas a una conexión más profunda que al haber pasado muchos momentos en tu vida con una persona. Es muy estimulante crear algo y ver como se transforma. No importa mucho lo que uno piensa, sino lo que uno puede aportar.
La música se transforma cuando la vas creando, ¿cómo has llegado al sonido de tus producciones tan característico y poco común hoy en día que se ha vuelto parte de tu identidad musical?
He llegado a encontrar un sonido que irónicamente cada vez se parece más a las cosas que hacía al comienzo. Yo aprendí a grabar cometiendo muchos errores, y muchos de esos errores están publicados. No tuve una formación en producción, cada vez que tenía algo en lo que podía grabar me gustaba mucho la magia de escuchar algo que uno hace. Con el tiempo, aprendí a grabar en mejor calidad, aún me falta muchísimo por aprender, pero he llegado a un momento en el que puedo decidir que usar y manipular la grabación para que suene con esa calidez y torpeza que me conmueven de las grabaciones de al inicio que salían naturalmente. Ahora llego ahí, no como un remedo de mí mismo, ni como si estuviera poniendo un filtro de Instagram, sino que el proceso de grabación pasa a ser tan importante para mí como el de composición. Uno puede contar una historia con el sonido, los timbres y colores que puede poner en la música. Claramente, hay sensaciones que generan que la música no suene a lo que es “novedoso” hoy, precisamente porque toda la música que escuchamos está “muy bien producida” como una manera de llamar la atención a través de sus aciertos técnicos más que por el contenido.
En una época donde la música suena cada vez suena todo tan afinado, tan a tiempo, tan “perfecto”, el poder escuchar algo que es vulnerable a mí personalmente me llama mucho más la atención que tener algo “perfecto”. He aprendido a confiar en mí mismo, cuando uno graba uno se vuelve autoconsciente de los errores que comete. A veces, eso hace perder el grado de inocencia que es muy importante para crear. No da lo mismo equivocarse, sin embargo, es importante darse la posibilidad de equivocarse. Ahora con mayores conocimientos técnicos me he empezado a reconciliar con mi forma de tocar. Creo que algunos errores suman, hoy por hoy tiene mucho valor que la música se muestre humana en un momento donde todo se siente tan “perfecto”.
Uva Robot es “un sello de canciones raras hechas por gente común». ¿Cómo se llega a esa frase, tratando de desmitificar a los grandes artistas o de revalorizar a la gente común?
Yo creo que es más para revalorizar la música hecha por personas normales, que inevitablemente lleva de paso a desmitificar el trabajo de los “grandes” músicos. Uva Robot partió como una iniciativa que trataba de hacer visible lo que a mí y a mucha gente a mi alrededor le pasaba.
Cuando estudiaba arte, había muchas personas que hacían música y en muchos casos hacían canciones mucho más interesantes que me conmovían mucho más que las canciones que escuchaba en la radio. Entonces, pensé que un denominador común de esa música es que eran hechas por personas que no sabían muy bien lo que estaban haciendo y por ello, podían mostrar algo que en las canciones populares no existen, la intimidad, la ingenuidad, la honestidad y la torpeza. Me parece que la torpeza es algo sumamente importante en el arte, a mí me conmueve mucho. Podemos ver en la torpeza muchas cosas que hemos dejado de lado por sentirnos vulnerables a nuestros propios errores y eso nos da confianza.
Hoy la meta de hacerlo todo “perfecto” está muy presente sobre todo en redes sociales y en la mediatización de la individualidad. Ahora puedes poner un filtro y verte mejor, usar autotune, tú puedes elegir cuál es la persona que quieres mostrar. Aun así, no deja de ser placentero mostrar la mejor versión de ti mismo en redes, pero esto llega a ser muy limitante porque en el fondo cada vez le tenemos más miedo a esa persona que se parece más a uno que la que está en la pantalla o en esa canción.
Uva Robot nació como una manera de congregar esas canciones sin que estuvieran obligadas a ser parte de un proyecto más grande. Lo curioso fue que algunos autores que estamos en Uva Robot nos empezó a ir bien y pudimos dedicarnos a la música más o menos profesionalmente y es un accidente exquisito para mí, no puedo estar más agradecido. Queremos hacer canciones, no ser cantantes, lo somos como un medio para satisfacer la necesidad de poder decir algo, yo llegué a la música por las historias, me gusta contar historias. Ahora se tiende a monopolizar en términos comerciales y sociales que quienes son capaces de componer, de cantar o interpretar son especiales, elegidas con pinzas y yo creo que en realidad el arte que más me gusta es el que siento que podría haberlo hecho yo. Esto es lo más interesante, coquetear con una persona para poder lograr que haga algo que le gusta es el mejor resultado de una acción creativa. A mí me hace feliz hacer música y quiero que más personas sean felices.
Tu último disco se llama ‘De algo hay que morir‘ y tus últimas producciones “Romance del Enamorado y la Muerte”, “Mátame please, carita feliz” ¿Qué hace que aparezca el tema de la muerte en los nombres de tus últimos trabajos?
No tengo una respuesta muy clara al por qué han aparecido. Como a todos, el tema de la muerte me llama la atención, me da mucho miedo, pero me da mucha curiosidad. El nombre del disco es una declaración de principios antes de ser una premonición de mi muerte que seguro ocurrirá, pero no tengo apuro si dependiera de mí.
En la música soy más inocente, mi base es súper líquida y muy intuitiva. Decir “De algo hay que morir” en el fondo es decir «¿Qué te va pillar haciendo la muerte cuando te encuentre?». Uno puede morir de muchas cosas, enfermedades, accidentes, pero eso es un detalle, me parece que uno muere siendo algo que quiso ser y decidió ser. Por más que uno planee, muchas veces las cosas salen por otro lado. Yo quería ser dibujante y terminé siendo músico.
El tema del “Enamorado y la muerte” es un poema que me gustó mucho, no lo pensé mucho al escogerlo y “Mátame please” tampoco lo había pensado como volver a recurrir al tema de la muerte. No me haría gracia morirme ahora, la estoy pasando bien como cantautor. Aún tengo muchas canciones que quiero sacar y grabar así que ojalá que no pase. (Risas)
Sin duda, aún hay mucho que nos falta escuchar de Diego Lorenzini y él ya nos confirmó que tiene mucho material por compartir. Pueden escuchar su música en todas las plataformas digitales.
Texto por Níckolas García