Es otra noche más
De caminar
Es otro fin de mes
Sin novedad
Muchas canciones podrán tener mejor composición, habrá las que tengan líricas más complejas, llenas de metáforas y figuras literarias; pero ninguna transmite todo lo que «El Baile De Los Que Sobran». El pasado fin de semana, cientos de miles de chilenos marcharon contra lo que consideran un sistema injusto. Paso firme, banderas en mano y una canción que salía despedida desde el corazón por sus gargantas. Al ver ello, los países vecinos no solo se enternecieron con el acto, sino que se identificaron. Lo sintieron tan cercano, tan propio.
Para empezar, «El Baile De Los Que Sobran» tiene una introducción con el que toda Latinoamérica debe estar familiarizada: el ladrido de un perro, que bien podría tratarse de uno de esos tantos animales callejeros que encontramos en los barrios más humildes de nuestras ciudades. Una guitarra acústica acompaña al can y luego se queda sola, entra entonces la voz de Jorge Gonzales para ponernos en contexto. «Mis amigos se quedaron, igual que tú. Este año se les acabaron, los juegos, los doce juegos».
Y llega la primera invitación. Tenemos que unirnos al baile de los que sobran, grupo al que sin duda pertenecemos. Y es que esta región del mundo, como algunas otras, poco ha sido tomada en cuenta para las importantes decisiones. En cambio, esta porción de tierra ha servido como terreno de alquiler, hemos dado nuestros recursos para que otros lo gocen. Y nos agradecen, pero seguimos sin ser considerados sus iguales. Por mucho que les hagamos caso y nos alineemos a sus políticas, somos los que sobran, la carga con la que ellos creen que deben vivir, los necesitados de ayuda.
Nos dijeron cuando chicos
Jueguen a estudiar
Los hombres son hermanos y juntos deben trabajar
Oías los consejos
Los ojos en el profesor…
Según el Informe PISA 2015 (el último de los que se tiene el total de resultado obtenidos), América Latina ocupa los puestos más bajos. De entre todos los países, Chile destaca, aunque se mantiene igual por debajo del promedio. Esto quiere decir que nos encontramos muy lejos del «mundo desarrollado», que algo está mal. Sucede que en la región acceder a la educación de calidad es todavía un privilegio más que un derecho. Al menos en Perú, es bien sabido que la mayor parte de las escuelas públicas tienen un muy bajo nivel. Si no accedes a una escuela privada, es muy probable que encuentres mayor cantidad de obstáculos en tu desarrollo profesional.
«El Baile De Los Que Sobran» habla justamente sobre eso, la desigualdad social con base en el acceso a la educación de calidad. Había en 1986 un grave problema y hoy, treinta y tres años después, seguimos aquejando de los mismos síntomas. Todos los países por igual, desde México hasta Chile. Todos en circunstancias distintas padecemos de corrupción, inseguridad, pobreza y desempleo. La educación se supone es la forma de superarnos, pero partiendo de que ese es el problema, poco se puede hacer por ahora.
Bajo los zapatos
Barro más cemento
El futuro no es ninguno
De los prometidos en los doce juegos
En la canción se menciona los doce juegos como una metáfora de los doce años que constituían la etapa escolar obligatoria en Chile (hoy son trece años, en 2013 se añadió el kínder). Lo que no cambió es la situación que lamentablemente se vive luego de terminar la secundaria. En América Latina la búsqueda de un empleo digno es la mayor preocupación de millones de personas. Según cifras de la Oficina de Coordinación para el Desarrollo de la ONU (UNDCO), son más de 50 millones los que no estudian ni trabajan; mientras que la mitad de la región —unos 140 millones— tiene una ocupación informal; es decir, sin los beneficios que dicta la ley.
Es por ello que «El Baile De Los Que Sobran» combina tan bien con la muchedumbre, con las banderolas, los carteles con mensajes, con la indignación. Mantiene su vigencia porque está basado en una sociedad con severos problemas de desigualdad y democracia. ¿Qué creen? Esa sociedad aún persiste, con matices distintos, con territorios de formas distintas, con nombres como Chile, Colombia, Perú, Argentina, México, El Salvador, Guatemala y otros más.
Este himno sudamericano proviene además de una época donde las canciones tenían tanto valor por su ritmo pegajoso como por su letra, comprometida con algo más allá que la fiesta. En medio de la terrible crisis, los artistas tenían más interés por salir a la calle y quejarse contra aquello que les parecía —y muchas veces era— injusto. En ese entonces, la gente también estaba más dispuesta a escuchar esas canciones, a cantarlas en el bus, en la calle, en la soledad de la recámara o en una reunión con amigos y familiares.
A otros le enseñaron
Secretos que a ti no
A otros dieron de verdad esa cosa llamada educación
Ellos pedían esfuerzo ellos pedían dedicación
Y para qué
Para terminar bailando y pateando piedras
Latinoamérica se encuentra en un momento crucial —frase trillada, pero que esta vez parece más cierta que nunca— que no debe quedar solo en el anecdotario. Gran parte del continente se encuentra del mismo lado. Queremos bailar y no patear piedras. Queremos estar tranquilos y contentos, como se nos prometió, como dictan nuestras constituciones. Hará falta para eso salir a las calles y entonar una canción de un artista tan latinoamericano como nosotros. Después de todo, compartimos los mismos problemas y tenemos las mismas demandas. Somos todos y cada uno de nosotros Los Que Sobran.