A unos pocos pasos de distancia estaba la calle y, junto con ella, los noctámbulos de la capital, los vendedores ambulantes, las cústeres, los edificios monocromáticos y los semáforos no sincronizados. Afuera, en la av. Alfonso Ugarte acechaba la rutina, el smog, el inacabable bullicio. Por otro lado, el espacio ya no se asemejaba tanto a un ambiente selvático. En vez de la típica vegetación esta vez los asistentes estaban rodeados por paredes de concreto.
Un espectro asomaba por ratos dentro del C.C. Festiva. Era Lima que intentaba introducirse en esta celebración de la que no podía ser protagonista. Pero aun con todo esto, él no se amilanó. El espíritu de Oxapampa supo defenderse mejor, porque dentro del local el público entero y los artistas lo respaldaban. No es que aborrecieran a la hermosa y caótica ciudad limeña, sino que esa noche debía ser un poco distinta a tantas otras, esta sería en honor a otro lugar, uno más lejano, ubicado casi al centro del Perú.
Entonces, se generó de manera casi natural una complicidad entre los que ingresaban al recinto. Había que entre todos invocar la esencia de este festival, aquel ingrediente básico y fundamental que además es responsable de que Selvámonos esté a punto de celebrar su décimo onomástico. Entonces cada uno ocupó su puesto y asumió bien su función. Entre todos, se armó una fiesta de cultura, arte, hermandad y música.
Mr. Pucho, Jefry, Cimarrones, POOOW! y Menores fueron las primeras bandas en presentarse, y lo hicieron con una motivación adicional: el que tuviera la mejor performance sería la primera agrupación confirmada para presentarse en el Festival Selvámonos 2018. Hubo una batalla sobre el escenario, de aquellas que hacen más falta al mundo, una lucha ajena al odio y la violencia, enfrentamientos a base de ritmos, cantos y bailes. Termina la primera parte pero la duda de qué agrupación había ganado fue extendida hasta casi el final.
«Entre todos, se armó una fiesta de cultura, arte, hermandad y música.»
Luego vendrían los consagrados, los peso pesados, esos que ya cuentan con orgullo y nostalgia sobre cuando se pararon frente a miles en Oxapampa y fueron parte de la fiesta en el fundo Cemayu. Desfilarían así, uno por uno, nacionales y extranjeros integrando sus estilos musicales, mancomunando esfuerzos en una celebración especial. Una que a diferencia de muchos otros festivales (incluso alrededor del mundo), tiene una clara identidad con intenciones sociales y ecológicas.
Uchpa, primero inyectaría de energía a los asistentes, y luego le pasaría la posta a Olaya Sound System, quienes impodrían el género estrella de la noche: la cumbia. Villa Cariño, los maestros de Cumbia All Stars, Celso Piña y La Nueva Invasión, con ciertas pausas entre presentaciones, harían sacudir esa porción de suelo limeño y alborotarían cabezas y caderas valiéndose solamente de un maravilloso ritmo tropical. Horas de horas bailando, horas de horas gritando y coreando. Tal como fue en la primera edición de Selvámonos, tal como fue en aquel lejano primer show que se dio en Oxapampa. Luego de diez años, los cuerpos se añejan, la piel se arruga, pero el corazón late con la misma pasión.
Cerca al final de la noche, cuando se aproximaba el «hasta luego», se anunció por fin la banda acreedora de los pasajes a Oxapampa, para ser parte del décimo cumpleaños del Festival. POOOW! fue el ganador, y la alegría se extendió entre todos. ¿Cómo no podría ser así? Aquellos que han asistido alguna vez al Festival Selvámonos y conocen la magnífica experiencia, siempre terminan deseando que los demás -sus familiares, amigos y cualquier otro ser humano- pueda también disfrutar de Selvámonos.
A esperar por Oxapampa
Una celebración digna de ser la última antes de los 10 años. Una que como preámbulo a Oxapampa, nos demuestra que la experiencia no es en vano. Año tras año de festivales han logrado convertir a Selvámonos en una de las mejores propuestas del mercado local. A pesar de las dificultades que -como toda gran producción- han tenido no han hecho nada más que seguir creciendo en calidad y volumen (ellos saben qué importante es hacer ambos simultáneamente).
Desde acá, el equipo de Garaje del Rock envía sus humildes saludos, felicitaciones y agradecimientos a toda la producción de Selvámonos, y en general, a toda la gente que hace posible cada evento suyo. En sus 10 años translucen los ingredientes para ser una gran productora: inteligencia, organización, compromiso y pasión. Cuando la prioridad son las personas -artistas, staff, periodistas, público asistente- las circunstancias materiales jamás podrán imponer un límite.
¡Nos vemos en Oxapampa!