Reseña: Tourista deja atrás los géneros musicales y los ‘Fantasmas’ que los atormentan

Desde las profundidades de la capital peruana, un gris lugar llamado Lima, llega ‘Fantasmas’, el segundo álbum de estudio de Tourista. El trío conformado por Rui Pereira, Sandro Labenita y Genko nos traen 13 pistas bajo el concepto de los demonios internos que todos tenemos, los que sufrimos y a los que nos enfrentamos. A continuación, una breve incursión por este disco que -adelantamos- muestra una nueva etapa de la agrupación limeña.

¿Es posible mezclar los ritmos urbanos con el rock? Parece a simple vista un gran reto, porque son escuelas de música no solo distintas, sino que enfrentadas a lo largo de la historia. Los intentos de los que se tiene registro son una muestra de que los artistas pueden utilizar los recursos de uno y otro, pero no se llega a escuchar una amalgama de los estilos. Crean rock con letras rapeadas -pero rock al fin y al cabo- o hip hop con interesantes instromisiones de guitarra eléctrica -sin dejar de ser hip hop-.

Tourista tenía desde el principio la dificultad -o ventaja- de no tener un género definido. Se sabe que hacen pop, que a veces usan guitarras eléctricas como si fuera indie rock, que en ocasiones sus canciones se sostienen sobre estructuras de percusión tribales y que cuando les place incluyen sonidos propios de la música típica del Perú.

‘Fantasmas’ mantiene la mayoría de estos elementos, excepto el último. Tourista se nutre tanto de la música urbana -reguetón y trap- que deja de lado la fusión con la música afroperuana y andina. Solamente en dos temas podemos percibir esta propuesta, la misma que caracterizó a su disco debut. ‘Colores paganos’ (2016) gozaba de estos elementos y tuvo mucho éxito: cosechó nuevos fans para la banda y poco después empezaron a ocupar con mayor frecuencia los carteles de los festivales masivos. Difícil decisión debió ser el cambio.

Tres de las pistas de ‘Fantasmas’ no son canciones como tal. «Intro», «La Noche» y «Arañas» son piezas que más que a la música aportan al concepto. Los dos primeros generan tensión en momentos clave, al inicio y a la mitad. Detalles que se agradecen. Un disco, después de todo, debe ser una aventura. «Arañas», por otro lado, le da un carácter más emotivo. El monólogo de una niña sobre las arañas y su desagrado hacia ellas habla mucho sobre la intención del disco: explorar nuestro interior y encontrarnos con nuestras taras, fobias y demás. Aporte positivo.

En el aspecto musical, encontramos algunos temas interesantes. El primero de ellos es «Casual», donde un riff de guitarra empieza sorprendiéndonos, nos mantienes expectantes hasta que se suma la percusión junto al bajo y, luego, la voz y el sintetizador completan la faena. Las capas de sonido de este tema destacan en conjunto, crean una experiencia envolvente. Desde ‘Déficit de Atención’ la evolución de la producción de Tourista ha sido a pasos agigantados. Vale fijarse también en «Pesadilla» y «Como un Fantasma» (con un intro que hace guiño a «Cortar Fresas»).

«No Perdona» y «Niña Bonita» comparten la gracia de ser los que tienen evidente influencia de música típica peruana. No es gratuito. La letra de ambos temas evocan a imágenes más propias del Perú. Una menciona las cordilleras y ríos de un paisaje, mientras que la otra está dedicada a una ‘niña bonita, agua clarita, coca, papita, choclo, frutilla’. Existe un compromiso por formar la mejor relación entre la lírica y la música. Bien ahí.

Los temas de las canciones que componen ‘Fantasmas’ son especialidad de la casa. Tourista apela a expresiones simples y efectivas para comunicar uno de los conflictos humanos más universales: el amor. Consumado, apasionado, no correspondido o trunco: tenemos frente a nosotros un disco para los románticos. Eso sí, se hacen extrañar las demás facetas de la banda, cuando en algunas de sus letras se referían a tópicos más variados, más comprometidos con los problemas sociales.

Es cierto, el álbum se trata de enfrentar a los fantasmas de nuestro interior, pero eso no significa que no se pueda explorar otros dramas que tenemos los seres humanos. «El Camino», «Thaís», «Tormenta Solar» por mencionar algunos ejemplos, lo hicieron en su momento. Este podría no ser un punto tan criticable, pero deja la sensación que había más por decir. Hay que dar de todos modos el beneficio de la duda. Puede ser que hayan temas que oculten significados más profundos del que se llega a percibir.

El veredicto

En conclusión, ‘Fantasmas’ es un paso más en la carrera de una banda cuya meta es la experimentación. Su sonido -como alguna vez había dicho Rui Pereira- mezcla el rock, el pop, la música urbana y la música andina. El resultado es un conjunto de ritmos urbanos que se sirven de ciertos atributos de otros géneros para consumar canciones con doble dimensión. Esas de las que se pueden escuchar en la soledad de la recámara o las que puedes bailar en una fiesta.

La producción de su disco es impecable. Los recursos y arreglos son fundamentales para lograr la atmósfera de su nuevo estilo. No recurren tanto a sonidos de la música peruana como en su disco anterior, sino, en cambio, adoptan elementos de la música urbana contemporánea, en especial del trap. Lo hacen, además, con mucha sobriedad, sin rayar en lo exagerado ni lo fácil.

Algo más que decir. Tourista ya no hace rock. ¿Nunca lo hizo? Bueno, ahora lo hace menos que antes. Sus canciones son demasiado pop/trap/reguetón para eso. Sin embargo, en una época donde la música urbana en español se encuentra invadida de fórmulas tan básicas y aburridas, se agradece propuestas como estas, que elevan la música.