Bad Bunny lanza ‘EL ÚLTIMO TOUR DEL MUNDO’, un álbum cargado de rock y muchas rarezas

¿Cómo es posible que Garaje del Rock se ponga a hablar de Bad Bunny, un personaje pintoresco con poca habilidad para el canto y cuyo campo de acción es el reguetón y el trap? Bueno, querido lector, sucede que como fans del rock, no podemos evitar sorprendernos cuando encontramos fragmentos del género que amamos en el álbum de uno de los artistas más exitosos del año y que lidera la vertiente musical más exitosa de la década actual.

Sería necio negarse ante lo valioso que ha sido escuchar la voz de Benito Martínez acompañada de guitarras eléctricas y golpes contundentes de batería. Porque la relevancia del rock no solo se hace evidente con la popularidad de sus representantes, sino que también se manifiesta en su influencia en otros campos.

En el caso de ‘EL ÚLTIMO TOUR DEL MUNDO’, el tercer álbum de Bad Bunny en el 2020, hay partes descaradas en que el rock alternativo y afines se inmiscuyen en las pistas y beats sintetizados. Por ello, a continuación, vamos a revisar las canciones en las que el llamado Conejo Malo se inclina hacia terrenos inhóspitos para el espectro urbano en español.

Arrancamos con «MALDITA POBREZA». Esta canción —más allá del disparatado uso del término «pobreza» como calificativo para alguien que no puede comprar un auto lujoso— tiene algo de mérito, porque emplea en su coro un riff de guitarra a contratempo típico del ska. Y funciona. Además conviven a lo largo de sus 3:33 minutos una guitarra eléctrica con harto efecto de chorus y una batería que bien podría ser grabada de un músico en estudio.

Ocurre algo similar en «TE DESEO LO MEJOR», tema fundamentalmente trap. Aquí por varios segundos la canción se desarrolla en base a un punteo de guitarra eléctrica, el cual tiene un timbre similar al del grunge de los noventa. La mezcla no nos vuela la cabeza, pero tampoco incomoda tanto. Finalmente, es solo una guitarra. Paso seguro sin riesgos.

«YO VISTO ASÍ» ya es otra cosa. La influencia del rock es descarada en esta canción, punk y grunge en el intro y en varios pasajes se turnan con la clásica fórmula pop. Salvando las distancias, este tema evoca el aura de «Feeling This», canción de blink-182 perteneciente al álbum self-titled de los californianos, donde unos jóvenes desenfadados entonan líneas de libertad. No estamos sugiriendo que Bad Bunny se ha inspirado en blink o en alguno de sus éxitos para crear «YO VISTO ASÍ» —blink no es tan emblemático y sería darle mucho crédito al puertorriqueño—, pero vale la pena resaltar las similitudes entre dos temas tan lejanos en tiempo, geografía, contextos y géneros musicales.

Hay también alguna sorpresa en «LA DROGA», pero ya hacia el final de la canción. Con el paso de los segundos el tema toma una energía furiosa que se disipa con el solo de guitarra, que no es gratuito, porque el instrumento estuvo presente antes solo que sumergido entre la espesa capa de efectos y recursos del productor musical. Es la clásica conclusión apoteósica que prima en composiciones rock, esta vez aplicada al trap latino.

Olviden lo que dijimos sobre «YO VISTO ASÍ», hay otra canción que realmente es otra cosa. Hablamos de «TRELLAS», canción con la que Benito Martínez se viste de León Larregui —aunque sin siquiera acercarse un poco a su calidad vocal—. Guitarra acústica, falsete, efectos de sonido que remiten al espacio sideral y sonidos de pradera nocturna convierten a este pop acústico en uno de las más grandes sorpresas del álbum. Ninguna pista de reguetón ni de trap. No obstante, el experimento no le sale tan bien: es aquí donde más se notan las limitaciones del puertorriqueño como cantante. Se agradece la intención, pero se hubiera valorado más un mejor resultado.

Ya en la recta final de ‘EL ÚLTIMO TOUR DEL MUNDO’ nos topamos con «SORRY PAPI», indie pop que causa menos sorpresa porque hemos tenido obras parecidas en entregas anteriores de Bad Bunny (como «Otra Noche en Miami»). El tema se coloca como el más sobrio, sencillo y contundente del larga duración: es la fusión mejor lograda. Bad Bunny no se mete a terrenos desconocidos como en «TRELLAS» y la intervención de Tainy le da un empuje increíble.

Por último, la gran sorpresa de la noche, lo realmente inesperado, algo que ningún crítico musical, médium o chaman pudo vaticinar. El cierre del último álbum del 2020 de Bad Bunny es «CANTARES DE NAVIDAD», una versión que hizo el Trio Vejabajeño a una cumbia de Rodolfo Aicardi. Por fortuna, Benito no participó en el tema, solo lo dejó ahí que suene tal cual para las nuevas generaciones.

¿Por qué hizo esto? Quizás tenga que ver con que nos quiere mostrar una especie de mundo sin Bad Bunny (como diciendo que se acabó el Último Tour del Mundo). Puede que sea también porque es una agrupación que proviene de su tierra natal; Vega Baja, Puerto Rico, y esta es la manera en que Benito difunde sus orígenes o primeras influencias. Quién sabe, lo cierto es que, de entre todas, esta debe ser su jugada más rebelde y contestataria: un acto de rocanrol.

Como cierre, solo nos queda decir que a estas alturas renegar del éxito y cabida que se le da a Bud Bunny es inútil. Nos guste o no, este personaje peculiar que nos ha traído la industria musical de hoy, está entregando obras frescas a la amplia audiencia juvenil e incluso les está dando una dosis de rock en sus vidas. En vista de ello, deberíamos dejar que Benito continúe con su trabajo. Después de todo, no es ningún enemigo.

A continuación, ‘EL ÚLTIMO TOUR DEL MUNDO’ (2020) de Bad Bunny.